El contraste no podría ser más agudo. La empresa había previsto que sus ingresos aumentarían entre el 3 y el 5%; los analistas se atrevían a estimar un 6%. En el mundo real, los ingresos crecieron sólo el 1,8%. Lo más grave ocurrió con el beneficio neto, que contra todo pronóstico descendió un 4,6%. La decepción provocó un derrumbe de la acción en las siguientes 48 horas, ´quemando` 14.000 millones de dólares de capitalización bursátil. El pronóstico para el siguiente trimestre (del que han transcurrido 45 días) contempla un descenso de los ingresos en el rango de 8/10%. Sería el peor desde el estallido de la burbuja del 2000, con la excepción del primer trimestre de 2009, en el pico de la recesión.
Hablo de Cisco, como habrán imaginado los lectores sagaces. Tras cerrar un buen año fiscal, ha iniciado el siguiente con malas noticias, para decepción de propios y extraños. Su director financiero, Frank Calderoni, admite que no ve perspectivas de que la situación cambie para mejor en al menos dos trimestres. Y si uno se toma al pie de la letra el axioma según el cual lo que le pasa a Cisco se replica dos o tres meses después en otras empresas del sector, hay fundados motivos de inquietud. Además de las previsibles explicaciones sobre el declive de la demanda europea y las consecuencias de la parálisis presupuestaria en Estados Unidos [sólo postergada, pero no resuelta], el panorama se oscurece por el lado de los mercados emergentes. En los cinco principales, el retroceso medio de los ingresos de Cisco ha sido del 21%, con este desglose: -25% en Brasil, -18% en India, México y China, -30% en Rusia.
En la conferencia con analistas, John Chambers dijo lo siguiente: «nunca había visto un deterioro tan rápido del mercado en esos países, y esto es algo que ha comentado con mis colegas de la industria; con pocas excepciones, otros CEO podrían decir lo mismo que yo, tanto da que su negocio se dirija a los consumidores o a la industria, a los gobiernos o los operadores de telecomunicaciones».
A las condiciones macroeconómicas, se suma la presión que ejercen los competidores en los segmentos más rentables para Cisco. Todo ello puede caber en los altibajos del mercado. Otros actores globales, como IBM y HP, han apuntado varias razones por las que su negocio en China ha sufrido un bajón este año, pero ninguna ha sido tan explícita como Cisco a la hora de identificar un problema que escuece: el escándalo de espionaje de la NSA está provocando que muchas decisiones de compra de tecnología se retrasen mientras se aclara – si es que se aclara – el riesgo real que puede entrañar si el proveedor es una compañía estadounidense. Lo sugirió Rob Lloyd, VP de desarrollo y ventas de Cisco (y presunto candidato a heredar el puesto de Chambers. De inmediato, los analistas relacionaron lo que dijo Lloyd con la advertencia de Calderoni.
De los cinco mercados señalados, hay por lo menos dos – Brasil y Rusia – que han multiplicado el eco del llamado ´caso Snowden` pero lo más grave habría sido la reacción de China. Según Wall Street Journal, la caída de ventas en este mercado sería fruto de dos factores: 1)represalia por las restricciones que EEUU aplica a las operaciones de compañías chinas en su territorio, y 2) denuncia de vigilancia electrónica por parte de la NSA. Los medios de comunicación estatales chinos han aireado el supuesto peligro de usar equipos de comunicaciones de origen estadounidense, argumento paralelo al que se esgrime en Estados Unidos contra los productos de Huawei o ZTE. El diario China Economic Daily, generalmente anodino, titulaba en inglés He´s Watching You, sobre una imagen del Tío Sam.
No todas las compañías norteamericanas sufren ese problema, sin embargo: Juniper, uno de los rivales de Cisco, ha anunciado que sus ventas en China han crecido en el trimestre, mientras EMC (aliado de Cisco) declara que sus ventas de equipos de almacenamiento marchan de maravilla en ese país. Perdonen por el abuso de números, pero China representa aproximadamente el 10% del mercado global de tecnología, y entre el 15 y el 20% de las compras de hardware. El 70% de la demanda china de equipos de telecomunicaciones es atendida por fabricantes locales, pero el 70% de los servidores se compra a proveedores occidentales.